ARTÍCULOS
doi: 10.24142/rvc.n13a5
María Luz Ortiz Paniagua | Profesora e Investigadora de la CUCSUR – UDG Mexico. Licenciada en Contaduría Pública. Máster en Finanzas. Doctora en Contabilidd y Finanzas. Profesora Asistente del Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara (CUCSUR – UDG). E–mail: marialu@cucsur.udg.mx |
Anisabel Gálvez Fernández | Profesora e investigadora de la Universidad de Camagüey, Cuba. Licenciada en Contabilidad y Finanzas. Máster en Contabilidad Gerencial. Actualmente realiza su doctorado en la Universidad de Camagüey, Cuba. Profesora Asistente de la Universidad de Camagüey. E–mail: anisabel.galvez@reduc.edu.cu |
Francisco Borrás Atienzar | Profesor e investigador de la Universidad de la Habana, Cuba. Licenciado en Economía. Máster en Economía. Doctor en Ciencias Económicas, especialidad Contabilidad y Finanzas. Profesor Titular de la Universidad de la Habana. E–mail: fborras@fcf.uh.cu |
Recibido: 17/06/2015 – Versión final aceptada: 27/10/2015
Resumen
Las organizaciones desarrollan actualmente su actividad en la sociedad de la información y el conocimiento, pero según la bibliografía consultada aunque ambas sociedades son diferentes, están relacionadas; ya que la información es útil cuando es procesada por el conocimiento y éste actúa cuando dispone de la información requerida; por lo cual, cuanto mayor sea el conocimiento de carácter constructivo, innovador y creativo, mejores serán los resultados que se obtendrán. De esta manera, en las organizaciones los conocimientos y la información constituyen en la actualidad los nuevos instrumentos de poder, debiéndose elaborar instrumentos de gestión más eficaces, que les permita medir los conocimientos, gestionarlos y convertirlos en valor y fuente de ventajas competitivas. El presente artículo sobre la medición y exposición del capital intelectual reflexiona, a partir del estudio teórico del tema, sobre la evolución del capital intelectual como fuente generadora de valor y de ventajas competitivas y su exposición contable.
Palabras clave: Capital intelectual, ventajas competitivas, medición, exposición contable
Abstract
Organizations actually are active in the society of information and knowledge, but according to the literature even if both societies are different, they are related; because the information is useful when it is processed by knowledge and it acts when it provides the required information; therefore, greater the knowledge of constructive, innovative and creative, better the results to be obtained. Thus, in organizations the knowledge and information constitute the new instruments of power, having to develop more effective management tools, enabling them to measure knowledge, manage and turn them into value and source of competitive advantage actually. This paper on the measurement and disclosure of intellectual capital reflects, from the theoretical study of the subject, on the development of intellectual capital as a source of value and competitive advantages and accounting exposure.
Key words: Intellectual capital, competitive advantages, measurement, accounting exposure
Introducción
Desarrollo
Conclusiones
Bibliografía
El conocimiento se convierte en la actualidad en una de las principales fuentes de ventajas competitivas, así como su contribución a la capacidad de las organizaciones de aprender y adecuarse a las nuevas e inestables condiciones del medio; los activos más significativos de las empresas ya no son los activos tangibles, , sino los activos intangibles que tienen su origen en los conocimientos, habilidades, valores y actitudes de los miembros de la organización, así como la lealtad de los clientes, las relaciones con proveedores e instituciones financieras, el uso de la tecnología informática y las alianzas estratégicas, entre otros.
La contabilidad tradicional no informa sobre estos intangibles, elementos invisibles y difíciles de cuantificar y exponer en la información contable, que en su conjunto se han denominado Capital Intelectual y sobre los cuales opinan prestigiosos autores (Sveiby, K.E. 1996; Brooking, A. 1996; Stewart, T. 1998; Bueno, E.1998; Edvisson, L. y Malone, M. 1997; Cañibano, L. 1998) que son los que aportan hoy el porcentaje mayor de los beneficios de muchas organizaciones, fundamentalmente en aquellas intensivas en conocimientos y del sector de los servicios. Sin embargo, se considera que aún no se ha consolidado un cuerpo teórico que aporte resultados concluyentes y de aceptación general sobre la identificación, medición, registro e información sobre el Capital Intelectual. Por tanto, no están reconocidos tampoco como elementos que influyen en el valor contable real que posee una organización, razón por la cual son obviados de los estados financieros contables y de los informes de gestión que constituyen la base del proceso de toma de decisiones.
La medición y gestión de estos valiosos recursos se erigen como el reto por excelencia del tercer milenio, donde no solo los profesionales de la Contabilidad tendrán que tomar parte, sino todo aquel que de una forma u otra se sienta partícipe de la organización.
Lo anterior, plantea la necesidad de una adecuada gestión del capital intelectual en las organizaciones empresariales que se convierta en fuente generadora de valor y ventajas competitivas.
Manifestándose una contradicción entre la necesidad de gestionar el capital intelectual y la no identificación, medición e información contable de la eficiencia en la gestión del mismo, por lo cual el presente trabajo tiene como objetivo reflexionar a partir del estudio teórico del tema sobre la evolución del capital intelectual como fuente generadora de valor y de ventajas competitivas y su exposición contable.
Según Savage, (1991) los cuatro factores de creación de la riqueza en una economía han sido siempre la tierra, el trabajo, el capital y el conocimiento, pero la importancia relativa de cada uno de ellos ha variado considerablemente con el tiempo, es decir, la proporción de cada uno de estos factores en su aplicación en la producción de bienes y servicios. En este sentido Sveiby (2000) apuntó: ''los conocimientos son los activos intangibles más importantes'' y de ello se deriva la necesidad de saber gestionarlos y utilizarlos en función de los objetivos de la organización.
Sin embargo, las últimas décadas se ha visto potenciada por el incremento del conocimiento y la información como factores productivos que generan ventajas competitivas, por tanto más mercados, más ventas y más utilidades.
Por lo que Viloria, (2008) plantea que la sociedad de la información se caracteriza porque existe una gran cantidad de datos que son fácilmente accesibles, siendo únicamente los de carácter reservado los que generan una ventaja competitiva. Esta información pasa a ser un factor básico para la toma de decisiones. Por su parte, la sociedad del conocimiento se soporta en considerarlo como el activo fundamental de la competitividad, por lo que hay que centrarse en generar y adquirir nuevos conocimientos.
Pero, ¿qué caracteriza a la Sociedad de la Información y el Conocimiento (SIC)? Según Borrás (2014) las características más sobresalientes de esta sociedad puede resumirse en:
• Alta importancia de la ciencia y la cultura en la creación de riqueza
de las naciones
• Papel significativo de los trabajadores, las organizaciones y las ciudades
como sujetos y espacios de conocimiento
• Evolución de la sociedad y la economía basada en la creación y
distribución de conocimiento
• Una sociedad que trabaja en red y convergencia tecnológica
• Una sociedad que se construye con el talento, la imaginación y la
alta relevancia de la innovación
• La ética y el valor de la confianza y la transparencia, desarrollándose
la responsabilidad social como factor de creación de valor
En la literatura revisada existe consenso en que el conocimiento y la información son activos intangibles, pero ¿qué se entiende por un activo intangible?:
A continuación se reseñan algunos algunos criterios autorales: Egginton (1992): Aquellos que conllevan derechos en relación con las personas en general o bien conllevan expectativas de beneficios económicos que no suponen ningún derecho legal.
Belkaoui (1992) Activos que carecen de sustancia física y que resultan de derechos legales y contractuales, generando beneficios en el futuro de forma probable. Son aquellos activos que incluyen la propiedad intelectual, patentes, marcas.
Edvisson y Malone (1997) La posesión de conocimiento, experiencia, tecnología, relaciones con clientes y conocimientos profesionales que proveen a la empresa de una ventaja competitiva en el mercado.
La Norma Internacional de Contabilidad (NIC) No. 38 sobre Activos Inmateriales de 1998, en el mismo sentido de lo expresado en la normativa anterior y por organismos y asociaciones internacionales de contabilidad, sostiene: ''Un activo inmaterial es un activo identificable, de carácter no monetario y sin apariencia física, que se tiene para ser utilizado en la producción o suministros de bienes y servicios, para ser arrendado a terceros o para funciones relacionadas con la administración de la entidad. Un activo es un recurso: a) controlado por la empresa como resultado de sucesos pasados, b) se espera obtener, en el futuro, beneficios económicos para la entidad, c) el costo del activo puede ser valorado de forma fiable''
La NIC 38 y la NIIF 3 no reconocen como activos intangibles a los fondos de comercio producidos internamente, marcas, créditos, títulos de publicaciones, listados de clientes y elementos de sustancia similar sólo en caso de compra y requiere, además, que todos los elementos intangibles que no cumplan con la definición sean reconocidos como gastos cuando se incurre en ellos.
Viedma, J. M. (2001) considera que estos activos poseen un gran potencial de conocimiento o una elevada intensidad de éste, lo que les otorga un conjunto de condiciones idóneas para convertirlos en activos escasos de alto valor agregado y difícilmente copiables o imitables por terceros, caracterizándolos de la siguiente manera:
• Los activos intangibles, fundamentalmente las capacidades, se
construyen y acumulan a lo largo del tiempo a partir de la experiencia
de la empresa.
• A diferencia de los activos físicos que se deprecian con el uso, los
activos intangibles son bienes susceptibles de uso sin merma de
su valor por la empresa que ha tenido la habilidad y previsión de
acumularlos.
• Son recursos de adquisición compleja poco asequibles en el mercado
de hoy. Su transferencia está mediatizada por el alto grado de
especialización e individualidad y su conexión multipolar con los
distintos sectores de la empresa.
• Generan importantes externalidades y sinergias. Las externalidades
de los recursos intangibles pueden influir positivamente, no solo en
la empresa que las genera, sino también en el sector conexo con su
actividad. Por su parte, la capacidad de generación de sinergias es
una aplicación directa y fundamental de los recursos intangibles en
el propio crecimiento empresarial.
El concepto de Capital Intelectual se ha interpretado en el mundo académico y empresarial como el conjunto de aportaciones no materiales que en la era de la inmediatez de las informaciones se consideran como el activo fundamental de las empresas del tercer milenio (Brooking, 1997).
La conceptualización del Capital Intelectual presenta en la actualidad un alto nivel de ambigüedad por lo que existen múltiples definiciones. Aún no existe un criterio compartido y aceptado. Uno de los más utilizados es el que afirma que el Capital Intelectual es la combinación de activos inmateriales o intangibles que posee una organización y que generan o generarán valor para ésta (Stewart, 1998)
A continuación se destacan algunas de las definiciones que se han dado de Capital Intelectual desde la década de los noventa cuando comenzaron a desarrollarse las teorías en relación con la administración y medición del conocimiento dentro de las empresas
Cuando la Bolsa evalúa una empresa a tres, cuatro o diez veces el valor contable de sus bienes, está expresando una verdad sencilla pero profunda: los bienes tangibles de una empresa intelectual aportan mucho menos al valor de su producto o servicio terminado que los intangibles: el talento de sus trabajadores, la eficacia de sus sistemas de management, el carácter de sus relaciones con los clientes, todo lo que en conjunto sustituye su capital intelectual (Stewart, 1998,).
Los conceptos como el predominio de la información en la cadena de valor, la inversión en los bienes de equipo de la Era de la Información, la sustitución de materiales y bienes físicos por el conocimiento, los cambios en los mercados laborales que ahora premian el trabajo intelectual; nos indican que invertir en una empresa significa comprar un conjunto de talentos, aptitudes, destrezas e ideas, en fin, no en capital físico sino intelectual. ''El management del Capital Intelectual es como un océano apenas descubierto, aún inexplorado; pocos directivos conocen sus dimensiones o saben cómo navegar en él. Algunos saben algo sobre los bienes intelectuales codificados, como las patentes y los derechos de autor. Tal vez tengan una cierta idea del valor de otros, como el valor de la marca, algunos intuyen que la capacitación y experiencia adquiridas durante el período de aprendizaje forman parte de sus bienes. Pero el talento también es Capital Intelectual.'' (Stewart, 1998).
Rich Karlgaard director de Forbes mencionó que: ''Como índice, el valor en libros está totalmente muerto. Es un artefacto de la era industrial, vivimos en la era de la información, desde luego, aun cuando es notable que muy pocas personas hayan podido ponerse a tono con esta realidad: la inteligencia humana y los recursos intelectuales son hoy los activos más valiosos de cualquier compañía'' (Edvinsson y Malone, 1998).
Skandia la compañía Escandinava de seguros y servicios financieros, define el capital intelectual como ''la posesión de conocimientos, experiencia aplicada, tecnología organizacional, relaciones con clientes y destrezas profesionales que dan a la empresa una ventaja competitiva en el mercado'' (Flores, 2001).
Nevado y López (2002), lo definen como:
El conjunto de activos de una empresa que, aunque no estén reflejados en los estados contables tradicionales, generan o generarán valor para ésta en un futuro, como consecuencia de aspectos relacionados con el capital humano y con otros estructurales, como: la capacidad de innovación, las relaciones con los clientes, la calidad de los procesos, productos y servicios, capital cultural y comunicacional, que permiten a una empresa aprovechar mejor las oportunidades que otras, dando lugar a la generación de beneficios futuros.
Leif Edvinsson, promotor del desarrollo de capital intelectual menciona que una gran parte del valor de una empresa es inexplicable e incontable. El conocimiento, la marca, la innovación y otros activos invisibles concentran más creación de valor que los factores clásicos de producción en la gran mayoría de los negocios.
Este término ha sido ampliamente tratado pudiéndose destacar que:
1. Varios autores identifican Capital Intelectual con conocimiento (se
destacan: Viedma, J.M, 2001;; Sveiby, K.E.1997; Stewart, T.)
2. Se aprecia consenso en la identificación de Capital Intelectual como
intangibles (Malhotra, 2000; IFAC, /FMAC, 1998; Edvinsson, L. y
Malone, M. 1997; Santidrián Arroyo, A., 2007;)
3. La mayor parte de los autores contemplan lo relativo a factores humanos,
estructurales y relacionales
4. Consenso en que contribuyen a la generación de valor
5. Se considera como la combinación de los diversos factores (Nevado,
D. y López, V .R, 2002; Brooking, A., 1996; Sierra Fernández, M. y
Rojo Ramírez, A., 2003; Pacheco, J.C., 2008).
Las autoras asumen el siguiente concepto de capital intelectual: ''Combinación holística de activos intangibles basados en el conocimiento, creado por los recursos humanos y aplicado a las estructuras, procesos, relaciones e influencia social de la organización, con capacidad de desarrollar ventajas competitivas sostenibles y generar valor''. (Borras, 2014) a partir que incluye el elemento de sostenibilidad, tendencia de estos tiempos. Por lo tanto se reconocen como componentes del mismo a partir de la definición asumida:
1. Capital humano: Conocimientos de las personas y colectivos en
términos de valores, actitudes, competencias y habilidades que tributan
al beneficio de la organización
2. Capital estructural : Cultural organizacional, infraestructura, procesos
e innovación que tributan al desarrollo sostenible de ventajas
competitivas
3. Capital relacional : Relaciones estables con los agentes externos, vinculados
a la actividad de la organización, para el intercambio de productos,
servicios e información y que generan ventajas competitivas
4. Capital social : Integración, compromiso e impacto en el territorio y
en la sociedad en general
El primer modelo para medir el Capital Intelectual fue elaborado e implementado por la empresa Finlandesa Skandia y quien lo propuso fue el director de la misma Edvinsson en Septiembre de 1991. El modelo ''Navegador de Skandia'' relaciona los procesos, el cliente, la innovación y el desarrollo pero el centro sigue siendo el factor humano. Este modelo propuso algunos indicadores, tales como:
• Los clientes deben visitar a las empresas.
• Número de contratos nuevos.
• Establecer calendario de visitas a los clientes.
• Reporte de clientes perdidos.
• Cuentas abiertas, servicios financieros y productos de la empresa.
• Pólizas sin rescate en porcentaje.
• Búsqueda de nuevos clientes
• Índice de inmuebles desocupados.
Edvinsson y Malone proponen una ecuación para calcular el Capital Intelectual de la empresa, de modo que se puedan realizar comparaciones entre empresas:
Capital Intelectual Organizativo = i C, i= (n/x)
Dónde:
C es el valor del capital intelectual en unidades monetarias.
i es el coeficiente de eficiencia con que la organización está utilizando dicho capital
n es igual a la suma de los valores decimales de los nueve índices de eficiencia propuestos por estos autores
x es el número de esos índices.
Los elementos de esta ecuación se obtienen a partir de indicadores desarrollados para cada uno de los cinco enfoques propuestos por el Navegador de Skandia.
En la búsqueda de metodologías y modelos que contribuyan a mejorar la capacidad de gestión del Capital Intelectual se han realizado en los últimos años numerosos esfuerzos aunque con éxito relativo, influenciado por la propia naturaleza intangible de estos activos y, sobre todo, a que cada negocio específico tiene su combinación particular de conocimientos clave de éxito en correspondencia a los objetivos a conseguir por las organizaciones, de la situación del mercado, y la complejidad de su medición, tal y como se aprecia en los criterios de Flores Leal, P (2000); Booth, R. (1998); Viedma , J.M. (2002); Lev, B. (2001).
Las medidas más difundidas en la literatura sobre el tema se agrupan en las categorías propuestas por Luthy (2002):
• Medidas de nivel organizacional o medidas globales: este tipo de medidas persigue encontrar un valor único, global y en términos financieros, del Capital Intelectual, el cual debe captar el efecto sinérgico de los elementos del Capital Intelectual a nivel organizacional, proporcionando una medida rápida y global de progreso y valor.
• Medidas de nivel operacional o de componente por componente: dentro de este grupo se incluyen aquellas propuestas que se basan en la identificación de elementos o componentes de Capital Intelectual y de indicadores específicos para cada uno, lo que permite ubicar cada medida en los diferentes niveles operacionales teniendo en cuenta que cada uno tiene diferente relevancia y utilidad en los diferentes niveles de la organización, así como en el proceso de toma de decisiones.
Estos modelos se consideran pioneros dentro de esta temática y como se observa surgen en la primera década de investigación sobre el Capital Intelectual y los mismos constituyen referencias para aplicaciones en empresas e investigaciones de aplicación práctica. Stuart Anderson en Edvinsson menciona que ''el capital intelectual tiende a prevalecer más en las compañías de alta tecnología, dónde los únicos activos que posee una empresa son las destrezas y pericia de sus directores.'' (Edvinsson, 1998).
Es importante seguir los siguientes seis pasos o fases para aumentar el capital intelectual en las organizaciones de acuerdo con Malone y Edvinsson (1998):
1. Misionera: Esta primera fase comprende las primeras percepciones
que tiene la organización cuando reconoce la necesidad de sacar a
la superficie su capital intelectual. Comienza con unos pocos individuos
pioneros, que identifican el problema de fondo y convences al
resto de la organización de la necesidad de una nueva perspectiva.
2. Medición: Atiende al desarrollo de métricas de equilibrio, la taxonomía
para este nuevo modelo. Se incluye también la función del contralor
del capital intelectual y el trabajo inicial de concertar la medida
de dicho capital con el sistema contable corriente de la compañía.
3. Liderazgo: Lo que se requiere es pasar de la administración del pasado
a navegación en el futuro en términos de renovación y desarrollo.
4. Informática: Aquí se recalca el desarrollo de la tecnología para aumentar
la transparencia que tiene que ver con la facilidad de ver y el
empaque del conocimiento, lo mismo que los sistemas de comunicación
necesarios para compartir ese conocimiento.
5. Capitalización: Esta capta el uso de tecnología organizacional empacada
como sistemas para administrar bases de datos entre otros
y lo mismo que la propiedad intelectual en la creación de capital
intelectual.
6. Futurización: Es el cultivo sistemático de la innovación como competencia
central de la organización, para mantener una continua renovación
y desarrollo y estar en el frente.
Schein en Nonaka argumenta que ''es necesario que haya habido suficiente experiencia compartida para alcanzar una visión compartida. Esta visión compartida tiene que haber trabajado el tiempo suficiente como para ser considerada algo seguro y para volverse inconsciente. En este sentido, la cultura es un producto aprendido de la experiencia del grupo'' (Nonaka, 1985).
En este siglo las organizaciones se enfrentan al desafío de tomar en cuenta el valor de los conocimientos, habilidades, relaciones, y características de personalidad del empleado de la organización.
El estudio realizado evidencia una gran diversidad de modelos de Capital Intelectual, pero no se encuentra la misma situación en cuanto a procedimientos y metodologías, tal y como se muestra en el cuadro 1 .
Del análisis de los procedimientos expuestos se observa que contienen una lógica similar:
1. Se parte de un modelo, por lo general desarrollado por el propio
autor
2. Se indica identificar los elementos e indicadores
3. Se sugiere su utilización para la gestión.
Los aspectos de menor coincidencia se encuentran en cuanto a valoración monetaria y a las particularidades de las aplicaciones según sea a nivel de país u organización. No obstante del interés en el desarrollo de procedimientos en los últimos años con el propósito de facilitar la comprensión de los modelos de Capital Intelectual, así como su aplicabilidad por parte de las organizaciones y generalización de formas de medición se considera como limitaciones que establecen qué hacer pero no proponen el cómo, no definiéndose indicadores, instrumentos o técnicas a emplear para la recopilación y procesamiento de la información.
Según Hernández, R. (2002) las investigaciones en torno a los intangibles o Capital Intelectual se han enfocado fundamentalmente en dos sentidos:
• Enfoque financiero – contable, que se basa en los principios y normas que rigen estos procesos en las empresas buscando la armonización y comparabilidad de la información financiera (Hernández, R. 2002). Es decir, centra su interés en la búsqueda de normas y principios que se adapten a las características de los intangibles y que permita su presentación en los estados financieros, el mismo no ha tenido mucho consenso ni desarrollo por la tendencia a medir lo nuevo con reglas viejas. Este enfoque debe conducir a encontrar nuevas formas de medir y presentar los elementos del Capital Intelectual, pues poseen como característica distintiva de los activos tradicionales, que por lo general, se aprecian con el tiempo, a diferencia de estos últimos que se deprecian, entre otros aspectos (Rivero, D. 2003).
• Enfoque gerencial, se basa en los conceptos más actuales de la gestión de conocimiento y el Capital Intelectual. (...) reconoce el valor agregado que aporta la gestión del conocimiento y la identificación del Capital Intelectual al valor total de la empresa (Hernández, R. 2002). Persigue la elaboración de un instrumento que permita medir y gestionar los elementos que conforman el Capital Intelectual y presentar esta información en un informe complementario a los estados financieros. El enfoque de gestión se centra fundamentalmente en la valoración cualitativa de las organizaciones apoyadas en una serie de indicadores, a partir de determinados elementos. En esta dirección se han desarrollado diversos modelos, existiendo cierto consenso entre ellos, así como implícitamente, en los pasos que conducirán al resultado esperado. (Rivero, D. 2003).
Como se aprecia el enfoque contable no se ha desarrollado plenamente por la complejidad y heterogeneidad de los elementos que integran el Capital Intelectual a pesar del reconocimiento de la necesidad e importancia de ello, en las economías latinoamericanas son pocos los estudios en este sentido y prácticamente nula su aplicación en la práctica.
Si en forma resumida se analizan los aspectos mínimos a cubrir en cuanto al tema se obtienen las siguientes consideraciones:
• Como se observa en materia económica se ha producido un cambio radical en la dirección que ha tomado la economía en esta era del conocimiento, donde este se considera fuente importante de generación de valor y ventajas competitivas para las organizaciones.
• Todo factor intangible pasa a tener valor económico cuando se transforma en dinero, el conocimiento, no es una excepción en este caso. En las economías precedentes no se encontraban con el problema contable de los factores intangibles, todo lo que se contabilizaba era considerado tangible. Sobre cuyas bases se han edificado las prácticas contables que se aplican hasta la actualidad.
• Sin embargo en la Sociedad de la Información y el Conocimiento, los sistemas contables se encuentran con un nuevo escenario, y al aplicar las teorías contables existentes, las mismas se han quedado obsoletas para dar respuesta a las nuevas exigencias. La pregunta que se hacen las empresas en este nuevo escenario es ¿Cómo hacen los departamentos contables para medir en términos numéricos el valor del conocimiento en la organización? Para responder a esta nueva realidad es necesario un cambio radical de enfoque de la tarea contable dentro de la organización.
• La razón intrínseca de este problema radica en que se siguen usando los mismos sistemas contables históricamente reconocidos, cuando la realidad de los negocios es otra, y por tal motivo, se requiere de la mentalidad de cambio.
El estudio realizado nos permite plantear que en la Sociedad de la Información y el Conocimiento, en la que se vive actualmente, es indispensable la gestión del capital intelectual, ya que el mismo constituye un factor productivo de importancia cada vez mayor, generador de ventajas competitivas y valor para la empresa, por lo tanto su incidencia en las finanzas empresariales es directa ya que una empresa al tener mayores ventajas competitivas incrementa su mercado, por ende sus ventas y utilidades y al ser fuente generadora de valor incide directamente en el crecimiento empresarial, uno de los fines más importantes de las finanzas empresariales.
Sin embargo, constituye un reto para las ciencias contables la medición y exposición del capital intelectual de las empresas que le posibilite a la gerencia la toma de decisiones pertinentes.
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